miércoles, 6 de julio de 2011

Historia de la Vida Real: "La Madre Coraje"

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La historia de Delsa y Henry logran parcialmente, conciliarnos con la gestión social del gobierno del Presidente Chávez, y paso a explicarlo. Henry es un seropositivo de poco mas de 30 años de edad, a quien la enfermedad lo golpeó con una de las complicaciones mas temibles: Toxoplasmosis Cerebral, lo cual le acarreó una secuela permanente de ceguera total y hemiplejia derecha. Esto no ha sido obstáculo para el amor de su Madre Coraje, quien con poco mas de 50 años, y sin una fuente de ingresos estable y suficiente no se amilana ante la adversidad que la vida le ha puesto en el camino, de tener que echar para adelante con la enfermedad y situación de su hijo varón. Henry trabajaba como experto albañil, y viven junto a su madre en una vivienda por demás humilde, a la cual se llega luego de ascender por una escalinata de esas que pululan en los cerros de Caracas, esos mismos cerros que florecieron durante la época de la Cuarta República, mucho antes de Chávez. Durante estos dos años que llevo como infectólogo del Hospital de Los Magallanes, mi único contacto con Henry habían sido los récipes que Delsa retiraba de manera religiosa para poder obtener los medicamentos antiretrovirales en Las Adjuntas. Pero en vista que, durante todo este tiempo, había sido imposible que nadie le hiciera la caridad a Delsa, de tomarle las muestras de sangre a su hijo en su humilde vivienda, para los controles regulares de niveles de CD4 y Carga Viral que los seropositivos deben hacerse, fue por lo que solicité que Henry hiciera acto de presencia en el Consultorio. Cuando lo vi entrar por la puerta del consultorio el corazón literalmente se me encogió, al ver a aquel muchacho instalado en la silla de ruedas, y detrás de él su madre. Dije para mis adentros: “me hubiera ofrecido para acercarme a su casa, con una de mis enfermeras tomábamos las muestras”, para así evitar tanta incomodidad, por lo aparatoso del traslado. Resulta admirable el fuerte espíritu que conserva Henry, a pesar de las adversidades que le han tocado durante su corta vida. Cuando en algún momento osé decirle “pobrecito”, Henry dijo algo así como: “no me tenga lástima doctor”. Todo para Delsa y Henry resulta una auténtica proeza, inclusive el paso de los días, y la realización de las más elementales tareas domésticas. En casos como estos es cuando reflexiono que la previsión social, de la que gozamos los venezolanos, resulta injustificadamente deficiente. Sin embargo, Delsa es más que agradecida con el Presidente Chávez. Previamente, durante la gestión del Ministro Mantilla, yo la había referido hacia la Unidad de Atención al Paciente del Ministerio de Salud, en Plaza Caracas, y allí le donaron una cama clínica y la silla de ruedas; adicionalmente ha venido recibiendo una ayuda económica a través de la Misión Madres del Barrio, pero (...) a mí me parece que, en un país petrolero como el nuestro, todavía tenemos una gran deuda con Delsa y todas las demás madres corajudas que viven en nuestro país. ¿Cómo es posible que Henry no goce de una ayuda económica regular tipo pensión, en vista de su evidente e irreversible incapacidad?, ¿Cómo es posible que la Misión Barrio Adentro no le provea fisioterapia ambulatoria en su propia vivienda?, ¿Cómo es posible que ésta familia no pueda disfrutar de una vivienda digna, ubicada en un sitio mas adecuado y accesible?, ¿Cómo es posible que el Sistema Público Nacional de Salud no le pueda facilitar la logística de: traslados, exámenes paraclínicos, medicamentos, para que la salud de Delsa no se deteriore por tanto agobio físico y mental? ¿Alguien se ha ocupado que Delsa pueda tomar unas merecidas vacaciones de manera regular, con la finalidad que pueda recargar baterías y así seguir siendo útil hasta cuando Dios disponga? Obviamente, nos falta mucho por mejorar, en la atención integral de casos desesperados como el de esta madre coraje y su hijo, a quien puedo seguir viendo de manera mas regular en la consulta, mejorando su índice de masa corporal, mejorando su movilidad y disfrutando de alguna laborterapia que lo haga sentir útil para él mismo y para su familia.

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